Al comienzo del proyecto “Hacia un Madrid más que humano: micro-arquitecturas para una convivencia entre especies” se propuso ensayar la regeneración de uno de los parterres del jardín de la escuela, que había quedado relegado al desuso. Se decidió comenzar a actuar en un espacio acotado y conocido, próximo al contexto del taller y de uso público por parte de toda la comunidad universitaria.
Entre todxs lxs participantes consensuamos trabajar en la generación de una isla de biodiversidad en este parterre. Se quería poner en cuestión el concepto de “zonas verdes” y contrastar con el resto de parterres de césped esteril. No todos los espacios de vegetación son iguales. Es importante comprender su papel en el entramado ecosistémico. Un monocultivo no es lo mismo que un bosque.
La acción se desarrolló en diferentes episodios: limpieza de residuos, análisis del suelo, discusión y elaboración de diferentes propuestas de intervención, plantación de semillas y especies vegetales diversas, registro de especies y acontecimientos, celebración, instalación de un sistema de riego, etc
Análisis del suelo
Esta superficie de 8 x 8 metros de tierra estaba llena de latas de aluminio enterradas tiempo atrás. En el mes de febrero se quitaron todas las latas a través de una movilización colectiva que implicó a gran parte de la comunidad universitaria.
Después, se decidió analizar la calidad del suelo para conocer su estado y necesidades de cara a poder comenzar con la regeneración que diese lugar a la isla de biodiversidad.
Registro
Se llevó a cabo el registro a tiempo real del crecimiento de las diferentes especies vegetales y sus localizaciones, así como de los eventos y emergencias (llegada de polinizadores, dinámicas sinérgicas, etc.). Se realizó a través de planimetrías digitales y de un tablón compartido de la plataforma miro.
Evolución
Nos encontramos con que simplemente permitiendo la sucesión ecológica en un pequeño territorio, se formaban microarquitecturas en sí mismas. Nos encontramos como arquitectas, entendiendo los diseños de las especies vegetales y respetando su desarrollo. Ya no eran masas verdes en un plano, sino una realidad de la que aprender y a la que comprender y cuidar.
En cuanto liberamos el parterre de las latas, crecieron con fuerza malvas, ortigas y correhuela de aquellas semillas que llevaban tantos años sin la oportunidad de germinar. Una semana después se plantaron nuevas semillas de distintas flores adaptadas al clima mediterráneo (como el cantueso, caléndula, milenrama, eneldo, vulnearia, margaritas y tajetes). Entre los meses de marzo y abril, las lluvias acompañaron su crecimiento. Se hizo un hoyo y se plantó un madroño. También un romero, lavanda, hierbabuena, correhuela arbustiva, junco de plumas, pasto varilla, gallardia, aster, gaura…. En abril floreció el nomeolvides y la camomila amarilla. Introdujimos troncos con agujeros, piedras y ladrillos para facilitar la anidación de nuevas especies. En mayo y junio llegaron pulgones, abejas, sírfidos, abejorros, escarabajos, hormigas y pequeñas aves.
Plantas y floración
Se realizó un análisis sobre las diferentes plantas que se podrían introducir en el parterre y cómo se combinaban en función de sus ciclos de floración y su relación con las diferentes especies polinizadoras. Cuanta mayor diversidad de plantas hubiera, mayor sería la diversidad de especies que co-habitarían.
Proyecto compostera
Ha sido recuperado un proyecto que había sido planteado con anterioridad, para la gestión de residuos de la escuela mediante la instalación de una compostera. A la vez que se procesan los residuos orgánicos generados sin provocar un desplazamiento, se conciencia sobre la importancia del cierre de ciclos de la materia y el compost puede servir de sustrato para la isla de biodiversidad.
Límites y mobiliario
A mediados de abril, la discusión sobre los límites físicos del parterre se volvió algo central. ¿Se quería propiciar un espacio donde no tuviese cabida lo humano? ¿qué grados de proximidad se establecían? ¿vallábamos el perímetro?, ¿trazábamos caminos interiores? ¿hasta qué punto delimitábamos el tercer paisaje?
Acabamos abrdando el diseño desde un lugar mucho más corporal y físico. Trazamos los caminos con unas cuerdas que se iban depositando al caminar. Alterando el territorio con el acto de desplazarnos por él. Y marcamos sus límites con troncos de poda que permitieran descansar y vincularse desde la cercanía con el parterre.
Proceso de regeneración
A través de la colaboración con el área de educación ambiental del Ayuntamiento de Madrid, desde los viveros municipales nos dieron plantas para seguir con la regeneración.
Analizamos la topografía en relación a las necesidades de humedad de cada especie y así decidimos juntas cómo distribuir las nuevas habitantes del parterre.
La inclusión de plantas y semillas diversas, y el hecho de no interrumpir su crecimiento, ha creado un hábitat ocupado por múltiples especies vegetales, fúngicas, bacterianas y animales. El parterre hoy está plagado de polinizadores en sus partes aéreas y maravillosos descomponedores en la capa subterránea, creando un suelo regenerado, rico y esponjoso.
Riego
Durante mayo, antes de que cesaran las lluvias, diseñamos juntas un sistema de riego que permitiera al parterre sobrevivir a los meses de verano, en los que la escuela permanecería cerrada.
Tiempos
Durante el proceso de generación de la isla de biodiversidad, reflexionábamos juntas: ¿qué significa pensar en tiempos más-que-humanos y cómo afecta esto a nuestra manera de diseñar o vincularnos con el espacio?
Frente a la dinámica habitual en otras asignaturas, el calendario de este taller ha estado supeditado a las necesidades de los ciclos naturales y los cambios de las condiciones climáticas. El ritmo de las acciones se ha ido adaptando a la evolución de las plantas del parterre y a la llegada de nuevas especies.